viernes, 7 de septiembre de 2012

Pájaros

La primera noche allí
siempre se pasa llorando,
luego viene la costumbre
de sentirse abandonado.

Pero dentro dos se miran y se tocan,
vuelan juntos por el patio,
se regalan dibujitos y poemas,
cuando no miran las monjas
suben abrazados al tejado
a observar la luna llena.

Un día, a la edad de dieciséis
una familia piensa en ella
y se la llevan a Madrid,
él se queda sin paloma,
no sabe si llorar o reír.

Y Paloma al fin conoce libertad,
al principio le fue extraño,
luego el tiempo va curando
y en unos labios cariñosos
ve sus sueños realizados.


Es normal que en aquel pícaro
no se depositen más recuerdos,
es una historia de niños,
han pasado mil tormentas,
anidado en otros nidos.

Pero qué distintos son los besos
ofuscados de miradas vigilantes,
qué bonitas las promesas en el aire:

... y veremos el rojo atardecer
tumbados en la arena de la playa,
mientras nuestros hijos
nadan libres por el agua...

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