(Homenaje a la película homónima colombiana)
Con un calcetín en la
boca,
los ojos, perdidos,
al cielo,
una botellita de ron,
los pies
arrastrándose al suelo,
eterno temblor en las
manos,
el pelo pegado a la
cara,
sudor que emborracha
la frente,
la falda de cuero
gastada,
las bragas se van por
dinero
y el caldo no llega a
la mesa,
la vida se va de
mudanza,
la suerte se cambia
de acera,
ojeras como
coloretes,
la baba reseca en los
labios,
punzante dolor en la
espalda,
polvo cosido a los
brazos.
La vendedora de rosas
apea de noche en los
bares,
lleva tatuada la
losa,
su patrimonio es el
aire.
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