Tuvo
un sueño, se escapaba
Y
nadie la seguía
Tuvo
un sueño, se quedaba
En
mala compañía
Una sombra
se introdujo en la vereda
Unas
gotas agridulces en las venas
Y esa
niña que se fue no dijo adiós a nadie
Corazones
de cartón
Cuantos
la esperan volver pintando el aire
Espejismos
de ilusión
Oleaje
como andares
De
buena mañana
Con su
pena, soleares
Que no
le dicen nada
El
caballo que escogió debió ser grande
Y en
su sueño galopaba por los mares
Ya no
volverá jamás aquella niña inquieta
Hija
de la tempestad
Una mancha
nos dejó como una noche eterna
Lacrimales
de cristal