(Dedicado a Alba, en 2005)
y no doy gracias ni
culpas a nadie,
así es la vida
o como mínimo la mía.
Me hace gracia
mirarme;
la cabeza tan alta y
los hombros tan bajos.
Solo deseo tu
sonrisa,
lejos o a mi lado.
Duele recordar cada
caricia,
el olor de tu pelo,
tus pies, tus manos,
el calor de tu
cuello...
Me has enseñado mucho
o, más bien, me lo has dejado más claro.
Gracias por nuestro
tiempo pasado.
No hay nada que se le
pueda reprochar a las tumbas
y el tiempo forma
parte de ellas.
A pico y pala
entierro tu recuerdo.
Adiós, muy buenas. A
levantar cabeza.
Guío mis sueños hacia
los momentos
que vivía contigo y que
vivo en este momento.
Es difícil asumir la
derrota y la victoria de la misma batalla.
...y entre sueño y
sueño,
una realidad se me
repite,
una angustia, un
desamparo.
Hubiera sido tu
familia si lo hubieras deseado.
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